Un autodidacta suelto en beneficio de la industria del GLP

Jueves, 24 de Noviembre de 2022

Con 92 años, Ale Adur, fundador de Bombadur, un autodidacta que revolucionó la carga y la descarga del GLP y el CO2 con sus bombas horizontales, continúa con nuevos proyectos.

 

Primero hace media hora de bicicleta en su casa. Después un desayuno fortalecido, que incluye jalea real y polen. Luego, acercarse, caminando, desde su casa hasta la empresa que fundó hace casi cincuenta años, para emprender y concretar las ideas que le deambulan por la cabeza.

Esa es la rutina de Ale Adur, con apenas 92 años, recién cumplidos. Una rutina que se remonta a los años ´70, y que no pierde el entusiasmo pese a las idas y vueltas que puede afrontar este empresario pyme en la Argentina de siempre.

Desde hace un tiempo que su cabeza y su trabajo diario está enfocado en una nueva novedad. “Estoy desarrollando un nuevo modelo de bomba hermética para que no tenga perdida alguna y sea compatible con las exigencias de las normas del medio ambiente”, dice, así como si nada.

La novedad y adentrarse en las nuevas necesidades, es lo que impulsa a éste creador de formación “autodidacta”, como gusta autoconsiderarse. Desde que a fines de la década del ´90 realizó el primer prototipo de bomba para GLP,  Bombadur ofrece al sector una oferta de gama de siete modelos diferentes, con una característica: las bombas horizontales que ofrece lograron revolucionar la carga y la descarga de los tanques, con una fenomenal reducción de tiempo: se pasó de 4 a 6 horas de maniobra, a apenas 45 minutos.

Los primeros pasos

Las bombas horizontales que hoy ofrece Bombadur no nacieron de un estudio previo de mercado, “sino de renegar todos los días con bombas que se cavitaban o se frenaban y paraban todo el proceso productivo”, explica Adur.

Para fines de 1972, Adur era un “montador” de sistemas de refrigeración para la industria alimenticia, la cual enfría los productos a través del gas amoníaco. “Siempre había problemas y debía salir corriendo para reparar o poner en marcha las bombas verticales. Entonces, me cansé y dije que iba a fabricar una. Muchos esperaban la novedad, otros se reían anticipadamente de la idea o del fracaso que esperaban”.

La primera bomba la colocó en los depósitos de refrigeración de Moño Azul, uno de los principales productores de manzanas del país. “Funcionó muy bien. No existieron más paradas de plantas por las bombas. Y se corrió la novedad, y al poco tiempo, en un cuaderno que todavía tengo, anoté pedidos de 40 bombas. Ahí decidí dejar la tarea de montajistas, y empezar a fabricar”, recuerda Adur.

Lo interesante de comentar es que la fabricación de la primera bomba llegó con el conocimiento previo como montador, años de jefe de mantenimiento en las industrias Noel y con el traspaso de conocimientos de un ingeniero alemán, de la empresa Linde Gases, quien “me dio los conocimientos del uso de amoniaco a la hora de congelar o enfriar mercaderías tanto alimenticias como de otro tipo”, rememora Adur, este industrial nacido en Mendoza, pero criado en Entre Ríos. Que tiene sólo sexto grado, y que antes de ir a jugar a la pelota o ayudar a su padre sirio en el almacén, se iba a la tornería de un vecino para estar entre medio de los fierros. Y por si fuera poco, habla un perfecto alemán.

La primera sede industrial, fue el “galponcito” del fondo de su casa en el Dock Sur, en Buenos Aires. Durante todos esos años fueron producir y producir. Asta que vinieron las políticas de José Martínez de Joz, con la consecuencia de la destrucción del entramado industrial argentino.

A ese momento frenaron la producción, y tomaron las valijas para irse a Brasil y hacer lo mismo, pero en San Pablo. Años después, Adur se volvió al país, pese a la oposición de la familia. Sin embargo, dejó fundada una empresa: Tecnofrigo, hoy es la competencia de Bombadur do Brasil.

El ingreso al GLP

La llegada del GLP tuvo resistencias propias y la negación, al principio, del sector, que no veía con buenos ojos la idea de una bomba horizontal.

“La que me insistió de hacer una bomba horizontal para el GLP fue mi hija, Zulma, porque yo me resistía, por un solo motivo: es un elemento explosivo. Ella me animó a seguir, diciéndome  que con toda la experiencia previa como no íbamos a tener buenos resultados en el sector. Y tuvo razón, y así fue”, recuerda Ale.

Quién se acercó a las puertas del taller de Dock Sud fue un ingeniero y director de producción de la por entonces Total Gas. El problema era que la planta de Luis Guillón se encontraba con muy bajos resultados operativos. Como siempre Adur se acercó a la planta, observó el movimiento, el tipo de carga y descarga de producto. Y una vez más repitió la frase de siempre: “yo traigo el prototipo; lo ponemos en funcionamiento, previa adecuaciones de las cañerías. Si resulta, hablamos de precio. De lo contrario me agarró la bomba me la pongo bajo el brazo y me retiro”. El trato ya estaba hecho.

Tiempo después Adur apareció con la bomba horizontal. Antes tuvo que explicar su producto ante un comité de ingenieros, realizar las adecuaciones de la cañería y hasta tener la autorización de los ejecutivos franceses en Argentina. 

“Recuerdo que llegamos con un asistentes, y ya estaba toda la plana de ingenieros y curiosos esperando ver el fracaso. Se midieron todos los parámetros de presión, hicimos pequeños ajustes y la pusimos en marcha. Empezó a funcionar y la bomba resultó, fue un éxito. Los tiempos descarga bajaron a menos de una hora, el llenado de los cilindros de 45 kilos fueron en minutos”, dice Adur y le brillan los ojos cuando precisa: “Cuando se vieron los resultados el ingeniero que me llevó me abrazaba y me felicitaba, pues es él también se jugaba mucho. Algunos no lo podían creer con ojos incrédulos de cómo alguien que no terminó la primaria podía dar una solución tan acabada para un problema complejo en las plantas de envasado”.

Pese al buen debut, “todo el sector por un tiempo largo no nos compró nada. Íbamos, con Luis (su hijo), con las bombas en la camioneta a ofrecerlas a las distintas plantas, pero nada. Todos seguían convencidos con las bombas verticales. Ya estábamos por desistir la idea de producirlas, hasta que un día me llama Rocchini padre y me consulta sobre sigo teniendo esa bomba horizontal. Le digo que sí, y se la instalo en la planta de Cañuelas. Desde entonces, nunca dejamos de fabricarlas y ya ofrecemos siete modelos para diferentes trabajos”.

Mientras tanto, con su habitual iniciativa, Adur se encuentra en estos momentos “desarrollando un nuevo modelo hermético, para que no tenga perdida alguna y sea compatible con las exigencias de las normas del medio ambiente”.

A modo de despedida, Adur, junto a Luis, pasea a revista Expansión por una de las plantas de la fábrica, en el barrio que lo vio prosperar: Dock Sud. Nos saluda, cálidamente, y nos invita para los 50 años de la firma que será en el 2023. Además, de encontrarnos con el brindis, tal vez, nos toparemos con algún otro proyecto nuevo de “Don Ale”.